martes, 25 de octubre de 2011

El Vaticano dice tener la solución a la crisis económica global




El Vaticano dice tener la solución a la crisis económica global, según informó la sede oficial en Roma. Se trata de crear una Autoridad Política Mundial y un Banco Central Mundial que favorecerían «mercados libres y estables , disciplinados por un cuadro jurídico adecuado».
Estas declaraciones fueron incluidas en una nota oficial del Pontificio Consejo de la Justicia y de la Paz titulada “Por una reforma del sistema financiero y monetario internacional en la prospectiva de una autoridad pública de competencia universal”.
El texto -difundido en italiano, francés, español e inglés- destacó la necesidad del establecer una “autoridad política mundial” que supere las lógicas reduccionistas de los actuales mecanismos de coordinación como el Grupo de los Ocho (G-8) o el Grupo de los Veinte (G-20), vistos más como “clubes de amigos”.
Se pronunció a favor del establecimiento de impuestos a las transacciones financieras, conocidos coloquialmente como “tasas Robin Hood”, y aprobó la recapitalización de los bancos incluso con capitales públicos, condicionados siempre a “prácticas virtuosas”.
Además constató la exigencia de un organismo que desarrolle las funciones de una especie de “banco central mundial” que regule el flujo y el sistema de los intercambios monetarios, con el mismo criterio que los bancos centrales nacionales.
En un libreto de 40 páginas el organismo vaticano dejó en claro la necesidad de reformar las actuales instituciones internacionales, desde la Organización de las Naciones Unidas (ONU) hasta el Fondo Monetario Internacional.
“Resulta cada vez más evidente la creciente interdependencia entre los Estados y las regiones del mundo, y la necesidad de respuestas, no sólo sectoriales y aisladas, sino sistemáticas e integradas, orientadas hacia el bien común universal”, indicó.
“Si no se sigue ese camino, también el derecho internacional, no obstante los grandes progresos alcanzados en los diversos campos, correría el riesgo de estar condicionado por los equilibrios de poder entre los más fuertes”, agregó.
La autoridad política mundial superaría las lógicas reduccionistas del Grupo de los Ocho (G-8) o el Grupo de los Veinte (G-20), a los que el texto define como «clubes de amigos».
La nueva gobernanza económica mundial que propone la Iglesia católica, está a favor del impuesto a las transacciones financieras, y de la recapitalización de los bancos, incluso con capital público siempre que se dedique a «prácticas virtuosas».
En cuanto al «banco central mundial», sería una institución a modo de los bancos centrales nacionales pero a nivel global. Para ello se debería reformar el «sistema monetario internacional», junto con las instituciones. Desde la ONU al Fondo Monetario Internacional (FMI) que «ha perdido su capacidad de garantizar la estabilidad financiera global».
El Vaticano dice que si no nace un “gobierno mundial”, con capacidad para afrontar la especulación a gran escala, “se generará progresivamente un clima de creciente hostilidad e incluso de violencia hasta minar las bases de las instituciones democráticas”.
La propuesta incluye una Banca Central Mundial, impuestos sobre transacciones financieras proporcionales a la sofisticación del producto financiero, un Fondo mundial de recapitalización bancaria, y reglas distintas para banca comercial y de inversiones.